ENRIQUE, EL NAVEGANTE

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jueves, 3 de julio de 2008

Kusadasi

Es otra ciudad y puerto de Turquia sobre el Mar Egeo, y qu significa isla de los pájaros,y que está muy cerca de la centenaria ciudad de Efes, Efeso, y de otros sitiios de interés como la casa donde vivió y murió la Virgen Maria. Tiene una población de 50.000 habitantes, que incrementa a medio millón durante el verano, con turistas provinientes de la misma Turquia, norte de Europa y los Balcanes. A pesar de la propaganda de Kusadasi, no me agradó de ninguna manera, pues es lo más parecido a Marbella ó Torremolinos, con edificios de muchas alturas y todos salidos de las entrañas de las montañas que rodean a éste puerto entre Europa y Asia. Los comercios, uno tras otro, y te venden lo inimaginable, es una caza al turista "españolo", que se me hizo insoportable. A Kusadasi no he de volver. Lo más significativo fué acercarse a Efeso, con su circo y piedras, y muy singular fué la visita a la cueva donde la tradición ccuenta que San Juan se llevó a la Virgen Maria a vivir en sus últimos años, y donde murió. Desayunamos pronto, con el alegre despertar de Toni y Miguel, aporreando mi puerta, y con el estómago mejor que el dia anterior, desde el mismo puerto negociamos 2 taxis para recorrer unos 25 kms, con la particularidad que el de los peques, sus padres y los sevillanos era moderno, un citroen con climatización y el otro, el nuestro, aquí ya estaria en el desguace, y lo simpático era que el taxista te abria y cerraba la puerta, siempre que parábamos, con lo que a mis acompañantes se les ocurrió comentar lo agradable y fino que era el taxista, cuándo la verdad era como comprobé, que las puertas estaban estaban oxidadas, por lo que les dije a las tres mujeres de atrás, que no se echáran sobre las puertas, pues en una de las muchas curvas...y cuesta arriba, podian ver el asfalto. Y a todo esto, el taxi moderno se nos escapó y el nuestro no podia con su alma, y creí que aquélla m´aquinasaldria ardiendo de un momento a otro. Lo anecdótico fué que en un descampado junto a las playas, rodeadas de hoteles, vimos a un grupo de gente de color, rodeados de polis, y facilmente dedujimos que se trataba de los componentes de un cayuco ó patera. La cueva de la Virgen, te produce una extensa sensación de paz, y si encima bebes agua y te lavas la cara experimentas una "cosa" dificil de señalar. Era impresinante ver a dos criaturas dar besos y tirarlos a la Virgen Maria. Hubo peticiones por escrito, y confío que se cumplan. De regreso visitamos distintos comercios, que ofrecen de todo, pero a unos precios no excesivamente competitivos. En otros tiempos ó años, aquéllo podría estar tirado, pero ya hoy no. Y como estábamos ante la travesia más larga, hasta Istánbul, llegamos a escaso tiempo de comer a las 15.30h. Y mientras comiamos el barco zarpó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parto de risa cuando te recuerdo el aquel cuatro latas, cuesta arriba kilómetros y kilómetros, con un sol de narices y yo que iba mirando para atrás a ver si os veía y ni en el horizonte percibía nada..y pensaba "a nosotros este que corre mucho nos ha secuestrao" pues la carretera era de lo más hinóspita y terciaria e imaginaba, este turco con Toni (empresario),Mar (la guapita), los niños (comestibles) y los dos tortolitos sevillanos, SE FORRAAAA con el secuestro...je,je!!