Cuándo ya el año de la crisis (¿?) está terminando, cuándo el frío inmenso te cala hasta los huesos, cuándo nos disponemos a recibir al cuarto nieto, entre calores y alegrias, ¡zas! una llamada telefónica al desdichado invento de los móviles, ¡pum! te deja listo, y es que una buena persona, que se propuso ser feliz a pesar de la cicatriz primera de esa terrible enfermedad, que me niego a decirla, ha dejado de existir, y el mazazo ha sido tan violento que apenas he podido intercambiar dos palabras con mi interlocutora, y la recuerdo ya, con esa juventud plena, con ese desparpajo y ese afán de aprender y trabajar, que era incansable, y siempre sonriendo aunque la procesión fuera..., y lo que más me cabrea es es que una persona con 46 años desaparezca de la faz de la tierra, así que querida madre, y querido tío Nono, y hermanos de Teresa, recibid todo mi cariño y afecto en estos instantes de tanta desesperación y dolor, y es que de una llamada aciaga y un dia cualquiera, no estamos libres nadie...y ya por hoy paso de politiquillos y de politicastros...
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