En los últimos tiempos, "todos" se apresuran a querer mostrarnos la cara más pura y blanca del "cambio"; unos, con la imagen conservadora con su cambio, están propiciando una vuelta al pasado, deshaciendo incluso lo logrado con consenso y votaciones democráticas al hilo con otras fuerzas políticas, como en asuntos de la educación, de la sanidad, de la justicia, a dónde ya se había llegado a un equilibrio ciudadano, pues ahora a todo correr quieren con la premisa del "cambio", pues cambiarlo todo, vamos otra contrarreforma, que nos llevará a 30 años atrás, y en vez de mirar hacia adelante, se empeñan a cambiarlo todo, de manera que el ciudadano esté hecho un lío, vamos como está el Presidente del Gobierno, a quién de nuevo pilló el micrófono volante en las escaleras de la Moncloa, y encima incoherentemente apreciamos que su "cambio" va a consistir, como ha dicho en su Galicia natal al pié del féretro del libertador Fraga, "es de seguir el legado del maestro..." ¡pues paga y vámonos!; y otros, quizás absortos por tanto cambio, les ha pillado con el pié cambiado, y también hablan de cambio pero es en el discurso congresual, que por cierto, como ya saben lo ha ganado la experiencia de Rubalcaba frente al chillido mitinero de Chacón, y es aquí dónde más se aprecia la necesidad no solo de cambiar sino de dar respuesta a esos mas de 4 millones de ciudadanos que formaban parte del voto de izquierdas, que solamente con seriedad, con cercanía a los problemas y con veracidad en los asuntos tratados, será la forma de recuperar a tanto ciudadano desencantado, y dejémos a Arenas y Zoido con Camps postrados en Sevilla ante la Macarena, dándo gracias por la absolución del Jurado "con faltas", mientras que somos el hazmerreir del mundo por tener sentado en el banquillo a Baltasar Garzón.
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