Pues sí, aunque hace una semana mis ideas no las tenía tan claras, acercándome a Madrid y no para ver el fútbol incómodamente tras ser escurrido por las fuerzas de seguridad, antes de penetrar en el estadium, si no que hubiera instantes imperceptibles de presencia policial y hasta militar, pero lejos de la realidad dado que lo de ir a la guerra y pisar tierra en época electoral no está contemplado, por funestos recuerdos, totalmente tergiversados cómo se demostró, era un placer estar en los madriles con gente de mi agrado, y fundamentalmente la concurrencia bien se merecía que los padres de una criatura de 4 meses bautizáran a un parisino nacido en la clinica de La Muette un 4 de julio...nada americano, sino francés de padres españoles, que acordándonos de los sucesos del 13 N allá en la pila bautismal de los marianistas del barrio del Niño Jesús, el buen amigo Iñaki, quién pasó 6 años por la Chanca y Pescadería, cristianó a todo un Tadéo que ni se inmutó, y en el asador Gerardo de don Ramón de la Cruz, cerca de El Barril, excelente cerveceria de la época taurina, y de la vivienda del golfo Rato, compartimos unos excelentes platos con un arroz caldúo exquisito, y con mucha gracia y armonia fué llegando la hora del partido llamado un clásico Madrid-Barsa, que acerté su resultado solo en la mitad pues a los muchos madridistas desde el día anterior advertí y preconizé que sería un 0-2, pero fué a mayor gloria un 0-4, que el gran momento que vive el Barsa se vió completado con el 6-1 que le endiñó a la Roma...y ante tanta tristeza por lo que Francia y Bélgica están pasando, bien valía la pena sacudirse unos días de tanta congoja y de tanto desacierto de la clase política que desde Irak no levanta cabeza...y es que el yihad no surgió de manera espontánea, y tiene que ser Europa como unidad, como conjunto la que tras mediaciones diplomáticas concierten cómo ha de actuarse ante el terrorismo yihadista, y es que el odio y la venganza no son buenas maestras.
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