Del fútbol a la santificación del ego

Este domingo se ha caracterizado por lo que dá título a éste post o comentario (como le gusta decir a la Mal Pagá), el fútbol, con las victorias de los dos de arriba en primera, con la manita...y los 11 del BarÇa, y la victoria con suspense de la UDA en el Sardinero, en dónde el juez único de la contienda pitó 2 penaltis que él solo vió, que le habrá reportado un magnifico recuerdo de anchoas del cantábrico, y es que cómo dicen "los que saben de esto" a la Unión le jugó una mala pasada el agotamiento por el partido del jueves en Vigo, que no debimos perder en el último minuto de los añadidos, pero al menos nos sirvió, también al final, para sacar tres puntos de oro...y pensar ya en el Lugo, que no veré al estar en tierras de Nacho y de la Cospedal, preinventándome la Navidad, y así nos vamos del fútbol a la santificación de los "egos", dado que éste domingo, se han concentrado dos políticos o al menos uno y otro que "dejó a 17 millones de españoles trabajando...", y lo que me deja perplejo es saber cómo se ponen de acuerdo ¡o es el azar! para que se hablen de ellos a nivel mediático entre domingo-lunes, y mientras el político por excelencia se reencontraba en el Palacio de Congresos ¿tendría la bendición técnica de la alcaldesa heredera?, con todos aquéllos que trabajaron por España, durante 30 años, el otro mediocre usaba las páginas de El Mundo, para hablarse y mirarse al espejo ¡sacando pecho-tableta!, y mientras éste solo le faltaba decir:"mecachis que guapo soy, y lo bien que estoy", el del palacio de congresos, con mas caché profesional e intelectual trataba de levantar la moral a su "gente", pero saben una cosa que no me ha agradado de ninguno de los 2, que han obviado a sus bases, y perdona Felipe que te diga que la respuesta a la voz que surgió del patio de butacas "hay que hablar con las bases", no fué nada correcta, pues no creas que "la base soy yo", y en general no han dedicado tiempo alguno a hacer autocritica, y mientras no descendamos del pedestal que cobija a nuestro encendido "ego" ¡no vamos a ninguna parte!.