Al menos para volver a la página web de siempre, una vez practicadas las correcciones técnicas de este ya viejo ordenador, tanto como las de su dueño, que mal que bién o simplemente al revés anda viendo en este país de tuertos...o de gentes que no desean ver la realidad que transcurre a su lado, lo que debe llevarles a la desesperación con la melancolía pegada a su piel, y decía que bien pudíera ser un buen dia, como la canción de Serrat porque da la impresión que la ola de calor que desde el 27 de junio nos invade, va a dar paso a un pequeño refrescamiento, y es que cuándo el calor dice de estar no hay quién pueda, y yo aqui, en Madrid, Sevilla o Paris lo he experimentado, y en esta última ciudad del Amor, nunca olvidaré los 40 grados, cosa que los franceses jamás habían apreciado en un 1 de julio y fué venir al mundo el 4 de julio el ciudadano Tadéo, cuándo las temperaturas bajaron en esta parte de Europa a cifras normales para el tiempo que estamos y ciertamente mi estancia parisina ha sido eminentemente hogareña y familiar con mi deambular diario por rue de Rennes, de Sévres, o por bolevard Ráspail o rue Bonaparte y St. Germain des prés, o por Montparnase, y ya de vuelta al valle, aqui llevando con paciencia el fait chaud, con parte de la infancia que en una semana emigrarán, cosa en estos tiempos habitual, a la costa granadina y con la duda metódica si aparecerán a ver a sus ancianos mayores, la representación sevillana...y asi transcurre estos días de vuelta de Francia.
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